Fundamentos antropológicos
de la guerra

 Por Ángel Barahona Plaza, Investigador Principal del grupo de investigación Violencia              y Religión de la Universidad Francisco de Vitoria

Photo by Scott Rodgersonon Unsplash[/caption]

Las definiciones de “guerra” apuntan siempre a una polarización mimética relacionada con la mirada de los otros. Con la resistencia, la oposición de contrarios, la deriva de relaciones conflictivas externas e internas con los vecinos. Los otros que adquieren el carácter de rivales en tensión permanente Es por esto que la teoría mimética es tan potente y predictiva, para explicar y prevenir la escalada de un conflicto que apenas se intuye.

Esta idea está presente en el pensamiento de muchos autores. Podemos citar las definiciones que recoge N. Allan Moseley en 2002:

Heráclito: “la guerra es el padre de todas las cosas”

Cicerón: “una contención por la fuerza”

Hobbes: “la guerra es una actitud permanente”

Diderot: “la guerra es una enfermedad violenta del cuerpo político”

Maquiavelo: “la guerra es un arte y el objetivo principal de todo Jefe de Estado”

Hegel: …es un “momento de la “dialéctica”, que parece augurar el progreso y la superación”

Schmitt: “la guerra es el horizonte de lo político, se objetiva en la enemistad, ante la presencia del enemigo” (1939).

Prince: “Es el resultado de la soberanía que aparece, en primer lugar, como una relación de exclusión frente al otro” (2010).

Leekey: “Es la más teatral actividad humana combinando tragedia al drama, melodrama, espectáculo, acción, farsa y aún comedia. La guerra despliega la condición humana en sus extremos” (1997).

El marco preliminar de un conflicto bélico

A lo largo de la historia, la guerra habitaba en la base misma de la configuración del Estado, que sustenta su soberanía sobre la territorialidad.

Por otro lado, la guerra, ha sido el fundamento relacional de lo político-jurídico, creadora de toda relacionalidad ética fundamental, familiar, civil… para la ordenación de la paz.

Hoyen día, la guerra es considerada como una dinámica relacional que nos lleva hacia una nueva versión de ‘lo estatal’ y de ‘lo militar’. Una dinámica en la que los Estados y sus ejércitos sólo son nodos, dentro de redes centrales de la guerra, que es entendida como network  centric warfare.

El marco antropológico de un conflicto

A lo largo de la historia del pensamiento aparecen dos tendencias explicativas. La irracionalista y la racionalista. Ambas se basan de forma esquemática, en pensamientos muy variados y complejos. A saber:

Irracionalista:

La guerra como producto de una tendencia natural de los seres humanos. (Lindley y Schildkraut)

La que ve la guerra como producto racional de ciertas condiciones, primariamente políticas (Carl von Clausewitz; Eckart Kehr y Hans-Ulrich Wehler; Leopold von Ranke…)

Racionalistas:

La teoría de la primacía de las políticas domésticas: “La guerra es el producto de condiciones domésticas internas”. Eckart Kehr y Hans-Ulrich Wehler:  “Las Guerras Mundiales no fueron producto de disputas internacionales, tratados secretos o consideraciones estratégicas, sino el resultado de condiciones sociopolíticas y económicas, que hacían sentir tensiones internas que solo se pudieron resolver a través de la guerra”.

La teoría de la primacía de la política internacional de Leopold von Ranke: “son las decisiones de estadistas motivados por consideraciones geopolíticas las que conducen a la guerra”.

Otro gran teórico racionalista de la guerra fue Clausewitz con su obra: De la guerra (Vom Kriege), escrita entre los años 1816 y 1830, (obra incompleta), es uno de los clásicos. Además es analizado exhaustivamente por Girard en su último Achever Clausewitz, nos aporta una definición mimética inequívoca:

«La guerra no es otra cosa que un duelo a gran escala … la continuación de la política con el apoyo de otros medios».

Para Clausewitz, según Girard, la guerra es un duelo entre pares, que por acción / reacción escala a los extremos. En la misma línea y ratificando la intuición girardiana, va Temple cuando en La réciprocité de vengeance (2017) nos dice:

«Certaines sociétés éprouvent une nécessité de réciprocité et que la vengeance à l’extérieur protège la solidarité à l’intérieur»

Causas de las guerras

Según Lewis Fry Richardson a probabilidad de que una nación entrara en guerra con un vecino sería del 10 %, si fuera un proceso aleatorio, sin embargo, la estadística indicaba que la probabilidad de que fuera por vecindad era del 87,33 % (de 94 guerras estudiadas sólo 8 no tenían frontera común).  El matemático concluye: “la causa de la guerra es la vecindad”.

Aunque en un mundo global se han disuelto los límites fronterizos,  Nidesh LAWTOO, en  Conrad’s shadow. Catastrophe, Mimesis, Theory,  (2016) dice :

“Conrad considera la práctica del “duel as a diagnostic mirror to reflect (on) the larger reciprocal and contagious dynamic responsible for what Clausewitz calls the “escalation” of violence […]. Homo duplex … unmask the characteristically mimetic logic that secretly animates the homo bellicus […].

Girard concluirá en su lectura de Clausewitz que, después de…

“… two world wars, the invention of the atomic bomb, several genocides and an imminent ecological disaster, Clausewitz’s realization that violence is reciprocal, contagious, and thus bound to escalate to extremes still deserves good listen…”

 

Prevención de conflictos bélicos

La Declaración de Sevilla de 1986, de la UNESCO trató de minimizar la idea de que la escalada violenta entre rivales es un hecho biológico incontrovertible.

Enfrentó las teorías ambientalistas y biologicistas sobre el origen de la violencia. Según Pablo Rodríguez Palenzuela en su escrito: «La Declaración de Sevilla sobre la Violencia: el eterno malentendido sobre Naturaleza vs Crianza»:

 “Es científicamente incorrecto afirmar que tenemos una tendencia a la guerra heredada de nuestros ancestros animales. Aunque la lucha sea un fenómeno frecuente en el reino animal, se conocen pocos casos de lucha organizada entre grupos de la misma especie, y en ninguno de éstos se emplean herramientas como armas […] Es científicamente incorrecto afirmar que la guerra o cualquier otra forma de conducta violenta está genéticamente programada en la naturaleza humana […] Es científicamente incorrecto afirmar que en el curso de la evolución humana ha habido una selección hacia la conducta agresiva en mayor medida que hacia otro tipo de conducta […] Es científicamente incorrecto afirmar que los humanos tenemos un «cerebro violento» […] Concluimos que la biología no condena a la humanidad a la guerra, y que la humanidad puede librarse de las ataduras del pesimismo biológico y, afrontar con confianza los cambios necesarios para ello”.?

Ciertamente la biología no nos predetermina, pero sí posibilita la transición entre agresividad y violencia.

En el ser humano esas fronteras epistemológicas se diluyen cada vez más finamente. La confusión es no distinguir entre agresividad y violencia, entre naturaleza y cultura es una de las claves para el optimismo antropológico que se destila en las tesis de la Unesco o de los filósofos como Steven Pinker.

El descubrimiento de Rizolatti y Gallese de las neuronas espejo, de la psicología de Bandura, de la sociología de Mondolfo, de la etnología de Burke, Varela, Gans, Freud, avalan la tesis de que la guerra es connatural al ser humano. De una manera u otra desde la antigüedad clásica, queda claro que esta anida en el corazón de la mímesis.

Por otro lado, la teoría del chivo expiatorio tiene un refrendo en la historia ancestral y moderna que avalan ese mecanismo con un universal evacuatorio de la violencia de todos contra todos. Aunque el mecanismo “ya no funciona”, debido a la revelación de que las víctimas son siempre arbitrarias, su análisis nos permite comprender mejor aquellos procesos que han venido a sustituirlo.

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3 comentarios en “Fundamentos antropológicos de la guerra”

  1. Aunque pocos parecen dudar de que la palabra “política” vendría de los que los griegos denominaban “teoría de la polis o ciudad”, un origen más encubierto sería el que parte del Pólemos de Heráclito (polémico rey o padre de la guerra de todos, capaz de dar o quitar la vida), resultando entonces una “teoría de la guerra” o, en su sentido más amplio, de la Violencia. El Logos griego que explica Girard en contraposición al Logos joánico (Amor, sin más). La situación de la política actual, aunque sea de chiripa, ayuda a desvelar este significado más mimético. Un abrazo ¡

  2. Ramón, pásame tu correo (david.garcia@ucv.es) y se lo hago llegar al profesor Ángel Barahona. De todos modos, en la web de la UFV seguro que encuentras su contacto.
    Un saludo y gracias por seguirnos.
    David García-Ramos

  3. Gracias por el apunte, estoy de acuerdo. Cada día que pasa se advierte la camaleónica capacidad del ser humano de ocultar la guerra detrás de la política, la economía y hasta el humor. Todo parece un simulacro de otra cosa a la que tenemos miedo y que se mantiene al acecho sin que salga a la luz, pero a duras penas.

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