El «silver tsunami» o el envejecimiento de la cultura
Este verano presenté una ponencia con el título Suicide, post-mortem destiny beliefs, and death management among the Chamorros of Guam en la décimo-septuagésima edición de la Unión Internacional de Ciencias Antropológicas y Etnológicas (IUAES) que tuvo lugar en Manchester en agosto de 2013. La conferencia mas prestigiosa entre los antropólogos británicos que se reúne desde 1935.
Con sus mas y sus menos salí un tanto perplejo ante el destino evidente de una ciencia que me apasiona desde mi juventud. Devoré La rama dorada de Frazer con apenas 12 o 13 años (la versión reducida, por supuesto) y Las mascaras de Dios de Campbell poco después (los tres volúmenes) Me apasionaban los mitos, las religiones y las costumbres de los otros y tuve siempre un gran deseo de aventura y por mirar a la cara a otras personas y tratar de entender qué es lo que veían por sus ojos. Me quedé pasmado con la antropología amazónica e incluso llegué a leerme las Mitológicas de Lévi-Strauss completas, algo que no repetiría ni pagado y que he dejado aparcado en mi mas oscuro subconsciente. Sin embargo aquellos días en Manchester me dejaron un tanto perplejo.
Basta echar un vistazo por encima al programa del congreso para comprender el origen de mi desazón. Ya para comenzar, el tema del primer debate plenario en la apertura fue el siguiente “Humans have no nature, what they have is history” (“los seres humanos no tienen naturaleza, lo que tienen es historia”), algo que no me pilló desprevenido, pero el segundo debate sí, pues parecía lo que no era. El tema del segundo debate fue “Justice for people must come before justice for the environment” (“La justicia para la gente debe venir antes de la justicia para el medio ambiente”) lo que me parecía bastante justo, pero la tesis que venció por votación abrumadora a su favor fue que la justicia debe ser para el medio ambiente y para los animales no-humanos, no para el ser humano. ¡Toma ya! Es decir que somos antropólogos negando la justicia a aquellos que queremos comprender. Ahora debemos defender a los “animales no-humanos” antes que a los “animales humanos”, tal y como definían a los contendientes del combate. Parecía un congreso del Green Peace, salvando las oportunas diferencias donde los antropólogos se convierten en biólogos y donde ya se definen lineas claras en las que el hombre no es solo enemigo del hombre, sino enemigo de la tierra y de los no-humanos.
Sin embargo, esto no fue lo peor ni mucho menos aunque todo camina por los mismos derroteros. Lo peor estaba por venir pues cuando me puse a buscar paneles a los que acudir me encontré con que una sección completa de las cinco que se ofrecían trataba sobre super–aging o procesos de envejecimiento y otra sobre producción y sostenibilidad, ambos productos de las políticas maltusianas. Me llevé a casa una gran desilusión y un concepto nuevo que quiero compartir: el SILVER TSUNAMY.
A los clásicos antropólogos y etnólogos de Cambridge, de Manchester, de la London School of Economics y de Harvard les preocupa mucho mas la vejez que la otredad ,¿o será que es la vejez una otredad, un estado discontinuo del ser humano?, y prevén una ola descontrolada y destructiva de ancianos de sienes plateadas que arrasarán Europa en pocos años sin reemplazo generacional. Esto significa que el concepto de vida y de muerte cambiará, crearemos lugares para suicidarse con una hermosa musica de fondo, cambiarán los conceptos de belleza, de salud, de tiempo, cambiará la alimentación y las relaciones con la comida tanto físicas como simbólicas, se «viagrará» la sexualidad, se eliminaran los azucares de los caramelos definitivamente y se proclamará a la cirugía estética como el octavo arte. Es decir, el mundo va a envejecer y con él la cultura. Pero no se preocupen porque como todo buen tsunami, tras la destrucción dejará todo bien nivelado de nuevo y la población volverá a estabilizarse salvando a la tierra de los “animales humanos” y las ballenas repoblarán los océanos. La crisis no ha hecho mas que comenzar y tiene un fundamento demográfico y moral que no cesará hasta que toda una generación de inconscientes natalistas perezcamos bajo el silver tsunami, fenómeno que se encargan de generar y azuzar filántropos/as y verdaderos amantes del mundo como Melinda Gates y compañía.
No obstante, al final lo mejor de todo el congreso fue la cerveza en los pubs de Manchester. Espero que eso no cambie y nos impongan la cerveza sin alcohol por ley.